“A MICRÓFONO CERRADO”
PLANES Y OBSERVATORIOS
15-02-2024
Esta cansada tierra nuestra, ávida de soluciones, va en
busca de que la observen y la observen bien, y si es posible que la planifiquen
con acierto. De este modo, en nuestra Región, empiezan a brotar observatorios y
comisiones como misteriosas setas, mientras se multiplican los planes,
remedando el milagro evangélico de la multiplicación de los panes y los peces.
En nuestro pecaminoso deambular, en vez de panes tenemos
planes; y en lugar de algún pez que llevarnos a la boca, nos encontramos con un
observatorio nuevo, comité o comisión, que ha de conseguir nuestra felicidad
absoluta. No sé si en Bután, el autoproclamado país más feliz de la Tierra, abundan
los observatorios; pero al menos ‘en la mejor tierra del mundo’, nos gusta
creer que observando se entiende la gente y avanzamos (observando) hacia un
futuro mejor.
Ese próspero porvenir, al que se debe aspirar, se cimenta en
la educación; y en ese sagrado ámbito, donde se forman los hombres y las
mujeres del mañana, se decide nuestro destino. Mas la tentación de observar,
antes que de actuar, vuelve a tener un oscuro
encanto para quienes gozan de la capacidad de dirigir nuestros designios, eso
sí cuidadosamente planificados.
De esta infausta suerte, ante las preocupantes tasas de
abandono y los malos resultados en el informe PISA, la Consejería de Educación
ha propuesto crear un Observatorio que supervise el alumnado en riesgo de
abandono educativo. Y son muchos, demasiados, los que se hallan en tan nefasta
tesitura; los últimos registros siguen avergonzándonos: el abandono educativo
temprano continúa aumentando en esta Comunidad; la nuestra, es ya la segunda
tasa más alta de toda España, casi un 20% (exactamente el 19%).
Con la meta de intentar paliar tamaño desmán, la Consejería
acaba de plantear 65 medidas 65, ni una más ni una menos, orientadas a
recuperar a los alumnos que faltan a clase y procurar el éxito educativo de
aquellos con mayores dificultades. Loable misión que ha
de llevarnos a observar el más escrupuloso comportamiento con el objetivo de
combatir la pésima situación actual.
Para más escarnio nuestro, el abandono baja en España, pero
en la Región sube, no pregunten por qué. Ni pregunten cómo se puede justificar
que nuestra tasa de abandono escolar sea muy superior a la media nacional
(13,6%) y sólo ligeramente inferior a la de Islas Baleares (19,1%). Es decir,
continuamos en el ‘pódium del abandono’ y muy cerca de convertirnos en los
campeones de esta tristísima competición. Pero no pregunten el porqué; esperen
a que el Observatorio comience a observar.
Sin embargo, aleluya, nuestros problemas educativos van a
llegar a su fin, gracias a este observatorio que analizará por qué nuestros
chicos arrojan la toalla, y cuelgan los libros antes de tiempo. Y lo hará a
conciencia, sin prisa ni pausa… E impertérrito el tiempo pasará y nos iremos
poniendo viejos, como cantaría Pablo Milanés.
En efecto, lo que necesitamos es un buen observatorio. Un observatorio que observe y vuelva a observar, una y otra vez,
a nuestros alumnos antes de que se abandonen a su suerte y dejen las aulas. Porque observar, lo que se dice observar,
¿qué se observaba hasta ahora? ¿Qué se ha venido
haciendo a lo largo de estos años en los que veíamos fracasar a nuestros
jóvenes repetida y obstinadamente?
Se lo preguntaremos a estos reflexivos observadores, su preclaro
criterio nos iluminará.
El tercer plan y los que vendrán
Esta brillante ocurrencia forma parte del borrador del 'III
Plan de absentismo escolar y reducción del abandono educativo temprano', que se
expondrá a la comunidad educativa próximamente. ¿Será por planes…? Si este no les gusta, tenemos otros. Ya vamos
por el tercero. Aunque la eficacia, tanto del primero como del segundo, brilla
por su ausencia. En ese sentido, la creación de un observatorio, ¿en qué puede
ayudar? Me temo que el problema está observado y bien observado; los datos
hablan por sí mismos.
Ahora bien, para que los
abogados del Diablo se queden absolutamente tranquilos, este Observatorio se ha
de constituir en el seno de la Mesa regional homónima de absentismo y abandono
educativo temprano. Siendo así, el éxito está garantizado:
dispondremos simultáneamente de una mesa y de un observatorio para prevenir el
abandono. Y hasta tendremos sillas y sillones para observar con mayor
comodidad.
También se plantea simplificar el protocolo para la
detección precoz de casos de absentismo y abandono. Ah claro, el protocolo;
fallaba el protocolo… De este modo, se
van añadiendo sumandos en la buena dirección: mesa, observatorio, protocolo
nuevo…
Por cierto, dentro de este acopio de herramientas, ¿no echan
en falta alguna comisión con su correspondiente parafernalia? Pues no la echen
de menos, ya que en esta renovada estrategia no podían faltar comisiones
específicas de seguimiento de los alumnos y la monitorización de datos en
tiempo real para que teóricamente la intervención surta efecto de manera
inmediata. De manera inmediata, ya
mismo.
Vaya, vaya: mesa, observatorio, protocolo nuevo, comisiones
específicas… Si los alumnos con semejante operativo se siguen empeñando en
fracasar, será culpa del celebérrimo maestro Armero. O será cosa de embrujo o
de hechizo. Y contra el mal fario no hay nada que hacer.
Empero, si no vencemos ni convencemos con este tercer plan,
no duden de que habrá un cuarto, un quinto, o los que fueran menester;
entretanto nuestros jóvenes seguirán tropezando con las mismas piedras que los
sabios del Observatorio habrán observado con toda meticulosidad. Aunque ya se
sabe que cuando el sabio señala la luna, los necios se quedan mirando el dedo…
Mirando, observando y planificando.