19 may 2022

Día 10-05-2022



FRECUENCIA MURCIA ECONÓMICA

10-5-22

 Hoy en nuestro programa conversaremos largamente con el filósofo por antonomasia de Murcia, Francisco Jarauta, sobre el tiempo convulso que vivimos. Y, entre los asuntos que trataremos con el profesor Jarauta, destaca la sangrante cuestión del Mar Menor. Con su docta visión intentaremos encontrar la razón de la sinrazón que nos ha llevado a cometer tamaño atentado ecológico. También en nuestra conversación se alternan otros temas de actualidad (pandemia, guerra Ucrania, crisis económica, etc.) con las eternas cuestiones de la condición humana.

 

 Les recomiendo encarecidamente este apasionado diálogo con Francisco Jarauta, filósofo, explorador de la noche oscura del alma, rebelde con causa, amante de la belleza y hombre sapientísimo, que reconoce al machadiano modo que hoy es siempre todavía

 

 Señoras y señores, sean bienvenidos a Frecuencia Murcia Económica, en la sesión de hoy cuento con una terna de lujo para desentrañar las grandes incógnitas de nuestro presente continuo, llamado actualidad:

    


Arturo Andréu,
decano del Colegio de Periodistas
 

 José Ruiz,
presidente del Colegio de Graduados Sociales
 
  
 
Carlos Ladrón de Guevara,
analista político

 






 

 

 

 

“A MICRÓFONO CERRADO”

 

‘ASESINANDO EL MAR QUE ALEGRÓ NUESTRA INFANCIA’

 

Nuestro Mar Menor ya tiene quien le escriba, y que hable incluso por él. Sin embargo, lo que digan en su nombre, no ha de cambiar su agónica situación ni un ápice… Como bien sabíamos lo que imperiosamente necesitaba nuestro Mar Menor era un comité de seguimiento. Porque seguir lo que se dice seguir, no se le ha seguido ni de cerca ni de lejos durante décadas de pecaminosa dejadez. En consecuencia, en el ejercicio de sus funciones de seguimiento, estricto y minucioso, el portavoz del ínclito comité vaticinaba, días atrás, que ‘a mejor no vamos a ir’, lo que resulta una evidencia desoladora al alcance de cualquiera; semejante dictamen viene a coincidir con su opinión y la mía, y con la de cientos de miles. Para eso, no hacía falta comité alguno. A mejor no vamos, sino a todo lo contrario.

 

¿De qué le servirá a nuestro pequeño inmenso mar su tan ansiada personalidad jurídica?, me pregunto angustiado y también frustrado. ¿Y la ley regional del Mar Menor de que está sirviendo?, ¿y el plan de recuperación del Ministerio? Me temo lo mismo que usted, que al final todo quede en delicuescentes cantos al sol para acallar conciencias.

 

Y conciencias que acallar hay demasiadas. Por ejemplo, muchos de los que respaldaron la pionera ILP en pro de la personalidad jurídica de nuestra laguna moribunda en el Congreso, son los mismos que han mirado reiteradamente el dedo que apuntaba a la luna, en vez de a la luna sangrienta que se reflejaba y se refleja en nuestro mar olvidado y pequeño. Siempre es más gozoso mirarse uno mismo el dedo o el ombligo que meterse en aguas cenagosas. ¿Y qué decir de los que ni siquiera la apoyaron?

 

Sería injusto que centráramos nuestras doloridas quejas en los políticos, que Dios y nosotros mismos nos hemos dado, sin hacer un profundo examen de conciencia. Afirmar que sólo han sido aquellos que actualmente nos representan los responsables de este atentado ecológico, sería reducir al mínimo el impacto de la desidia generalizada a lo largo del tiempo. Fueron muchos más, dentro y fuera de la Región, gobernase quien gobernara, quienes ocultaron la magnitud del desastre que se avecinaba. A los de ahora, les ha estallado el mar entre sus temblorosas e inútiles manos. Pero el Mar Menor se nos moría cada día antes, y se nos sigue muriendo ahora; de esta suerte, lleva medio siglo muriéndose, ya no le queda futuro, sólo pasado.

 

Mas la ironía llega a límites inauditos cuando un presidente, que ha ejercido como tal durante cerca de veinte años, entona su mea culpa en este pandémico y poliédrico 2022, ocho años después de dejar las mieles del gobierno, ocho. Aunque lo hizo de una manera muy sui generis en una entrevista radiofónica, y aplicando la técnica del ventilador. 

 

El que fuera presidente del Ejecutivo regional durante 19 años (de 1995 a 2014), Ramón Luis Valcárcel, al fin reconoció su culpa por la situación en la que se halla nuestra albufera querida, pero hizo esta apostilla nada baladí: ‘Como también deberían hacerlo los gobiernos del PP y del Partido Socialista y los municipios ribereños”. Asimismo, criticó a la comunidad científica porque "no se ponen de acuerdo"; y a las organizaciones ecologistas les achacó que "descargan sus discrepancias"; únicamente le faltó añadir que todos deberíamos pedir el perdón divino por acción u omisión.

 

Empero también lo dio a entender, cuando declaró que el estado del Mar Menor “se nos va de las manos”. Así en plural…  ¿A todos se nos ha ido las manos? Es muy probable que así haya sido y así siga siendo, ante la estolidez de unos y el empecinamiento de otros.

 

En la situación límite, de extrema emergencia, en que agoniza la laguna, ya no se trata de encontrar culpables sino soluciones con la máxima urgencia.  Aun así, en lo que a mí respecta, asumo mi alícuota parte de responsabilidad, que se circunscribe a mi incapacidad periodística de contar con mayor clarividencia lo que se nos venía encima; tampoco yo lo supe ver en su catastrófica dimensión, lo reconozco. Sin embargo, hay responsabilidades de cariz muy diferente, y me temo que ésas no se han de asumir nunca, por mucho que se entonen primorosos panegíricos. 

 

La razón de la sinrazón que nos ha llevado -parafraseando al maestro García Martínez- a asesinar el mar que alegró nuestra infancia, constituye el más ignoto secreto a voces. Un secreto que compartimos todos, porque (siguiendo la doctrina ramón-luisiana) a todos se nos ha ido de las manos… Lo que todavía no sabemos adónde. A la destrucción total, muy probablemente.

 

Como, con increíble impavidez, también sostiene el ex presidente “entre todos lo matamos y él solo se murió”. Y no le falta razón; aunque algunos lo apuñalaron con más saña que otros. Y hay quienes siguen haciéndolo; continúan clavándole en el corazón sus dagas ponzoñosas, mientras se arrojan las competencias a la cara.  

VÍDEO DEL MAR MENOR ACTUALMENTE

 

 

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